lunes, 29 de septiembre de 2008

EXORCISMOS


El exorcismo, sin duda una de las situaciones que producen mayor pavor en la sociedad, es el ritual mediante el cuál un sacerdote, debidamente autorizado por el Vaticano, intenta expulsar el o los demonios que supuestamente han tomado posesión del cuerpo de un mortal u objeto, intentando con ésto establecer el reinado del maligno en este mundo.

Son muchos los casos de posesiones denunciados que han afectado a personas de distintas partes del mundo; famosos son los casos de Robbie Mannheim, un muchacho norteamericano de 14 años, el de Anneliese Michel, cuyo caso fue llevado al cine con el nombre de "El Exorcismo de Emily Rose" y el realizado a una mujer de Spoleto en 1982 por el mismísimo Juan Pablo II en las dependencias del Vaticano.

La lucha del sacerdote encargado de realizar el exorcismo incluye el uso de objetos que buscan repeler el o los espíritus malignos. Son habituales el uso de crucifijos, agua bendita y reliquias, todo esto acompañado por oraciones, según lo estipulado en el "Rituale Romanum".

La parte médica tiene mucho que decir en estos procesos de liberación demoníaca, ya que primero se debe certificar que el poseído no sea una persona que sufre de trastornos siquiátricos y sus ataques malignos no sean otra cosa que un simple caso de delirio.

En la Biblia encontramos muchos casos de posesiones, los cuales fueron controlados por Jesús, quien refería la práctica del ayuno y la oración para la expulsión de los demonios, como los casos referidos en Mc. 9,21 y Mt. 17, 19.

Las situaciones que caracterizan estas posesiones son las que generan temor: por lo general los poseídos tienen la facultad de cambiar su tono de voz, transformándola en algo mucho más ronco, incluyendo con ésto la capacidad de hablar en lenguas antiguas o desconocidas. Además, demuestran una capacidad física superior a la habitual e incluso, pueden hacer presentes cosas que se pueden encontrar distantes del lugar en el que se encuentran o derechamente escondidas.

El artículo del Catecismo de la Iglesia Católica, reza en su artículo 1673:
"Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf. Mc 1:25s), de El tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. (cf. Mc 3:15; 6:7,13; 16:17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un obispo o un sacerdote con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. (...) Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad. (cf. CIC can. 1172)."

Sin duda, estamos frente a una dimensión que no conocemos y que al parecer, cualquiera de nosotros está invitado a visitar...